Business in wonderland

¡Bienvenido al maravilloso mundo de las empresas!


Pero, ¡por Dios, no se quede ahí; pase!


Si es tan amable de acompañarme, le presentaré a nuestra plantilla.


Nuestros trabajadores más competentes no estarán mucho tiempo con nosotros; seguramente en cuanto tengan el mínimo rifi-rafe con algún directivo les invitaremos a irse; y para alentar y ralentizar la operativa incorporaremos a cualquier persona que no tenga la menor idea de qué tipo de producto vendemos. Pero, ¡no se desanime! Por si eso fuera poco mantendremos una dinámica que aporte nerviosismo y estrés a nuestros empleados para que rebajen su productividad y empiecen a buscar otro empleo. Cada viernes verá como corre la sangre debido a un despido improcedente. Sin duda es algo que nos aporta la fortaleza necesaria para mantener nuestra prepotencia gerárquica.


No obstante, a priori nos mostraremos cercanos y simpáticos con cada empleado; ofreciendo una estrecha relación personal donde nos limitaremos a finjir una exagerada atención y ánimo por la iniciativa.


Una vez más le digo: ¡Bienvenido!

¿Quiere un café?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada vez que pienso cosas como ésta me acuerdo de Club de lucha... (minutos de reflexiones que se traducen en este paréntesis aclaratorio pero en ninguna conclusión tangible. Os mantendremos informados)